Ojo con el Autoengaño
Publicado por Geloco on 20.07.25
"Soy ecologista y de los más verdes.
Es cierto que a veces uso más bolsas de lo necesario, también consumo ese queso en lonchas tan rico pero que viene en bandejitas de 200 gramos, separados por un papel que no sé muy bien si es papel o plástico.
Pero separo todo con esmero, a veces hasta lo enjuago un poco y lo llevo en mi coche al contenedor amarillo más cercano. ¡¿Qué más se me puede pedir?!"
Nos lo repetimos muchas veces, como para poder dormir tranquilos. Pero somos conscientes de la mentira. Lo primero que nos diría cualquiera es lo más "tonto": ¿Tienes que ir en coche al contenedor que está a 200 metros de tu casa? Podrías ir dando un paseo con tu perro, tu hija, tu abuela o con los puñeteros auriculares.
Después aparece otra realidad más cruda y de la que no tenemos control: El señor Ecoembes te especifica que en el contenedor amarillo no puedes tirar, entre otras cosas, bolsas. ¿De que sirve entonces que la empresa textil Roly utilice el plástico número 4, también conocido como LDPE (Polietileno de Baja Densidad)? Yo las recogo y agrupo todas y las deposito en el amarillo a sabiendas de que acabarán en un vertedero.
Ecoembes lo deja claro, debes llevar todos esos plásticos y bolsas que no le interesan al punto limpio. Cuando vas al punto limpio de mi pueblo un señor muy amable te dice "A esa cuba" y te asomas con tristeza a una cuba más grande que un piso nuevo, sabiendo que todas esos plásticos desconocidos van a parar al vertedero con restos de obras, maderas y otro sin fin de cosas que a muchos nos averguenza tirar al contenedor verde de la esquina.
Y suma y sigue...
¿Entonces, qué se puede hacer? Cambiar de actitud. Pensar antes de comprar y actuar con lógica.
Quizá puedo comprar ese mismo queso en piezas en la charcutería, hasta me lo cortan a lonchas y puedo llevar mi propio envase para no usar más bandejas de plástico. Quizá no me interese esa camiseta de oferta por 5 euros, un diseño muy bonito para acabar usándose como gamuza para los cristales. Hoy tal vez podría ir a por la pequeña andando, sólo son quince minutos, menos de los que paso quejándome por el dolor de piernas y espalda que me causa el trabajar tantas hora sentado.
Y suma y sigue...